Charla con José Luis Caballero sobre Los peces solo flotan muertos
Roca Editorial -
Que Los peces solo flotan muertos es una historia policíaca ambientada en la Barcelona de los años 70 ya os lo contamos en este otro post que dedicamos a la nueva novela de José Luis Caballero. Un relato vertiginoso con un cadáver en la primera página, un montón de sospechosos y un inspector novato. El cuerpo aparece en aguas del Club Náutico de Barcelona y es justo allí donde hablamos con el autor sobre las claves de la novela, cómo surgió la idea, cómo la ha trabajado o en quién se inspiran los personajes.
El puerto es solo uno de los escenarios de la novela, así que atentos porque pronto os hablaremos de un club de jazz en la plaza Real, de los callejones del barrio chino y de los chalets de la avenida Tibidabo. De momento, con vistas a los veleros que tanto marcan la historia de Los peces solo flotan muertos, os contamos que José Luis Caballero es periodista de formación, escritor y guionista. Su trabajo en las redacciones de distintos medios de comunicación le ha servido de inagotable fuente de inspiración.
Vuelves a Roca Editorial con un thriller después de varios libros dedicados al espionaje. ¿La investigación policial y los servicios de inteligencia son mundos paralelos o no tienen nada que ver?
Por lo que a mi respecta son mundos paralelos y tienen mucho que ver. Pero entiendo que es algo personal. Como decía una antigua amiga soy un poco disperso cuando escribo y me encanta mezclar el género negro con el de espionaje.
En realidad, ¿podríamos decir que en Los peces solo flotan muertos hay algo de espionaje oculto? No es la trama principal, pero sí que se intuye que los hilos de la inteligencia española pueden estar detrás de algunos acontecimientos de la historia porque el cadáver aparecido en el Club Náutico amenaza con salpicar la casa del entonces príncipe Juan Carlos.
Claro. Hay algo de espionaje oculto. Creo que no me puedo resistir. En realidad, el mundo funciona en los subterráneos. La verdad no está en lo que nos cuentan, siempre está debajo y oculta y al fin y al cabo los personajes que están en lo más alto son seres humanos con su lado positivo y negativo.
Eres periodista de formación, has trabajado en varios medios, pero ya en la universidad te especializaste en Relaciones Internaciones y Servicios Secretos. ¿De dónde surge esa afición por la investigación?
No sabría decirte. De pequeño devoraba las historias de Julio Verne y seguí con la
ciencia ficción, las novelas del oeste y la historia. De ahí me fui a leer espionaje y a estudiarlo en la Facultad. Conocí personalmente a agentes, a diplomáticos, policías, investigadores privados. Fue algo apasionante que fue creciendo.
He leído que Le Carré y, en concreto, El espía que surgió del frío son la base de tu creación literaria. ¿Qué tiene Le Carré que te empujó a lanzarte al mundo de la novela?
Uno de mis espías favoritos, Markus Wolf, el último jefe de la STASI, decía que había más verdad en las novelas de Le Carré que en las memorias de Walter Schellemberg, jefe del contraespionaje nazi. A los catorce años un buen amigo me regaló El espía que surgió del frío y creo que aquel libro lo cambió todo.
¿Más referentes literarios?
Aunque parezca raro, otro de mis referentes es Isaac Asimov. Decía Asimov que escribir ciencia ficción no es más que escribir de cualquier tema situándolo en mundos y espacios imaginarios. Una excelente novela de espías es la trilogía de La Fundación. También soy un fan de Norman Mailer, de Graham Green y desde luego de los autores del género negro, Hammet, Ellroy, John Connolly…
Buena pregunta. No lo sé. Yo creo que es algo natural, es como mirar por la ventana a ver qué hacen los vecinos, como hizo Hitchcock. Lo que se llama chafardear. Lo malo es que a veces creamos conspiraciones donde no las hay y otras nos creemos cualquier cosa sin analizarla en profundidad.
Y todavía más: ¿Nos produce más curiosidad que una historia como la de la novela pase en Barcelona, que nos queda tan cerca? A priori, todos queremos pensar que cosas así no pasan al lado de casa, aunque luego el telediario esté lleno de sucesos...
Barcelona. Si alguien se cree que Barcelona es una ciudad tranquila, donde no hay subsuelo, donde no pasa nada es, como decía un amigo mío, ciego, sordo, mudo y tonto. No hay más que leer la historia de esta ciudad para darse cuenta que en algunos momentos ha sido más violenta que Chicago y más rebelde y revolucionaria.
Series, películas y ahora también podcasts dedicados a los sucesos. ¿Estamos en la época dorada de las historias criminales?
Mira, yo pienso a veces en una frase de Leon Trotsky, sí el revolucionario (que por cierto lo mató un barcelonés) «en el principio es la acción y la palabra la sigue como una sombra fonética». A la gente le gusta ese tipo de literatura, acción aunque no siempre violencia, pero que pase algo. Yo lo siento, pero no comparto esa literatura en la que no pasa nada.
Los peces solo flotan muertos se ambienta en la Barcelona de principios de los 70. La novela consigue crear una atmósfera que traslada al lector a un lugar y a una época concreta y lo hace porque está plagada de detalles verosímiles. ¿Qué hay de real en la novela?
El escenario es real. En el Real Club Náutico se hacían las pruebas de vela para la Olimpiada de Múnich del 72. Yo, como periodista, cubrí en los años noventa la regata Zegna que se celebraba en Barcelona. Me relacioné con marineros, con personal del Club e incluso participé en ruedas de prensa con el entonces Rey Juan Carlos que patroneaba su velero.
¿Alguno de los personajes se inspira en alguien real?
Sí, claro. Yo creo que una buena manera de dar credibilidad a un personaje es tener en mente a alguien que conoces, aunque no tenga nada que ver con los hechos. Tu pregunta, claro, se refiere a si hay algo más. En Cristóbal Molina, el protagonista, hay algo de mí mismo, poco, pero algo. Muchos de los secundarios también los fui sacando de aquellos días de regata desde luego, pero ninguno mató a nadie. Eso seguro.
Uno de los hechos reales o realistas de la novela es Marta Esteller. En la historia es la segunda mujer en obtener una plaza en la Judicatura, pero en aquella época había una sola mujer juez, ¿verdad?
La verdad es que fue casualidad que cayó en mis manos el nombre de la ilustre jueza María Jover Carrión, la primera, y que coincidía en el año en que llegó a la Judicatura. En la novela no cito el nombre, pero la tenía en mente cuando creé a Marta Esteller. Esteller está basada no obstante en una buena amiga a la que conocí hace años, nada que ver con el derecho, pero una mujer muy destacada y con la personalidad que he intentado crear en la novela.
Aparte de la juez, en la novela nos presentas a Cristóbal Molina, un inspector de la policía poliédrico. El lector descubrirá poco a poco su historia, por qué está donde está y por qué hace lo que hace. ¿Se diferencian mucho los investigadores de verdad con los de ficción?
Desde luego que un investigador en la vida real es muy diferente, pero que a un detective le gusten las mujeres, el whisky, el fútbol o incluso la música de jazz no tiene nada de extraño. Claro que John Le Carré dice que un novelista es un mentiroso. Así que ¡qué te voy a contar! Uno crea personajes que pueden y deben ser creíbles, pero luego hacen lo que tienen que hacer para el bien del relato.
En el caso de Molina, poco a poco conocemos su pasado como militar y las secuelas que le han quedado. ¿Sus ataques de asma y los crímenes sin resolver en zonas de conflicto son un homenaje a toda esa trama que de secretos y misterios a los que ha dedicado tanto trabajo?
Eso sí es cierto. Conocí soldados, viejo soldados y agentes de la Guardia Civil que habían estado destacados en la antigua Guinea Española y en el Sáhara. Y tristemente algo hay de verdad en lo que cuento.
¿Volveremos a saber de Molina y Esteller?
Me temo que sí. A uno le gusta contar historias y aún tengo un par de cosas que decir.
Gracias a José Luis Caballero por ayudarnos a ambientar todavía más la novela y a acabar de entender a los protagonistas. Si ahora no puedes aguantar las ganas de empezar a leer la novela, recuerda que tienes los primeros capítulos aquí.
¡Feliz lectura!