La Roma de Los exiliados, la novela de David Barbaree
Roca Editorial -
Roma, año 79 d.c. Tito Flavio es, tras la muerte de su padre, Vespasiano, el nuevo emperador. Su hermana Domitila, instalada en la residencia imperial de verano de Baiae, en la Bahía de Nápoles, hará lo que sea para ayudarle a mantenerse en el poder. También los senadores y los consejeros, como el almirante Plinio Secundo, intentan protegerle. Pero no todos tienen buenas intenciones. Las conspiraciones y las intrigas para acercarse al poder son parte del paisaje de la Roma Imperial.
«En política, si no ganas, pierdes. Y en Roma, las apuestas son altísimas. Cuando pierdes, es tu vida la que está en juego.»
Al otro lado del Éufrates, un hombre que asegura ser Nerón se dirige hacia Roma para acabar con el nuevo César.
«—Soy Nerón Claudio César —dice—. Emperador de Roma.
El comandante romano sonríe con orgullo.
—Juntos —dice el hombre con la barba de cobre—, destruiremos a nuestros enemigos y recuperaremos nuestros tronos.»
Pero el peligro no solo proviene de dentro. Partia, aunque inmersa en una guerra civil, mantiene el pulso con Roma. Uno de los contendientes al trono parto envía sus emisarios para negociar con Tito. Está previsto que se reúnan con el César cerca de Nápoles, pero el intento de asesinato de Barlaas, el rehén parto, desata todas las sospechas. ¿Quién son los responsables del ataque? ¿Peligra la vida del César?
Los movimientos de unos y otros para controlar el poder se suceden bajo una amenaza que parece proceder de la ira de los Dioses: los cielos se oscurecen y la tierra tiembla. Lo que algunos interpretan como un presagio de la caída del imperio y del fin del mundo es, en realidad, una de las expresiones más temibles de la naturaleza: la erupción del Vesubio, que lo cubre todo de fuego y cenizas.
Fundamento histórico de la novela: los falsos Nerones. El trabajo de investigación y el conocimiento profundo que David Barbaree tiene de la Antigua Roma le han permitido construir una novela que recrea con precisión y verosimilitud hechos y personajes históricos, así como algunas hipótesis de lo que podría haber ocurrido allá donde los libros de historia no aportan luz. A partir de la narración en primera persona desde la perspectiva de algunos de los protagonistas, el autor recrea e imagina el devenir y los pensamientos de personajes como el emperador Tito Flavio, su hermana Domitila, senadores como Cocceyo Nerva, guardias pretorianos, gladiadores o esclavos.
La serie de David Barbaree, iniciada con El emperador destronado, está inspirada principalmente en los falsos Nerones que aparecieron tras la muerte del emperador. «Bajo los Flavios», cuenta el autor en el prólogo, «al menos tres hombres aseguraron ser el depuesto emperador Nerón. No ha sobrevivido mucha información sobre esos supuestos falsos Nerones. Sabemos que eran una espina en el costado de los Flavios, y que uno de ellos buscó refugio en Partia, durante el reinado de Tito, pero poco más.»
El relato especula, así, con la posibilidad de que el auténtico Nerón, el emperador que pasó a la historia como un gobernante despótico, no se hubiera suicidado y fuera, de hecho, uno de los muchos hombres que conspiraron para hacerse con el poder del nuevo César, Tito Flavio.
«—Soy Nerón Claudio César. Hace siete años fui depuesto, traicionado por un conciliábulo de senadores ambiciosos y soldados. Desde entonces persigo a los hombres que me hicieron esto..., a los hombres que me quitaron los ojos y mi trono. Hice un juramento a Apolo de que me vengaría.»
El autor abre también la puerta a que el auténtico Nerón no fuera el líder cruel que recuerda la historia. Basa la propuesta en la poca información que existe de la época: «El registro histórico de ese periodo está compuesto sobre todo por relatos de hombres que escribieron décadas o incluso siglos después de los hechos, y que aportaron sus sesgos personales y políticos a la tarea de recoger la historia». No pretende refutar las tesis de los historiadores, pero sí reconstruir un relato que, aunque es ficción, podría no estar alejado de lo que en realidad ocurrió: «me he esforzado por crear una historia que sea cierta a su manera, que llene los huecos que la erudición no puede llenar, y que explore los registros históricos, los sesgos inherentes y las contradicciones no explicadas.»
Los exiliados se convierte así en una novela histórica que reconstruye el sistema de clases y la vida en la Antigua Roma, el papel de los senadores, de la familia imperial o de los gladiadores, así como el vestuario y las casas de la época con sus divisiones arquitectónicas y sus mosaicos, o los festejos y pasatiempos organizados para la población. La novela es, además, un thriller de luchas por el poder y de intrigas políticas que evocan las de Juego de Tronos, recrean un pasado posible y demuestran que la humanidad siempre se ha sentido al borde del abismo.
Lo podéis empezar a leer aquí.