La exposición de los lectores de Judith Rashleigh
Roca Editorial -
Hay muchos elementos que hacen especial la historia de Judith Rashleigh. Está el thriller y la intriga, por supuesto, pero nos gusta sobre todo el mundo del arte en el que se mueve. L.S. Hilton ha conseguido crear una atmósfera glamurosa pero a la vez oscura, igual que su protagonista. Si en Maestra la artista de cabecera de Judith es Artemisia Gentileschi por todo el simbolismo que la acompaña, por ser la primera mujer en ser considerada Maestra del arte como nos contó la autora en esta charla, y también por la fuerza de su pintura, en Dómina el referente es claramente Caravaggio.
«Es un tema clásico, la heroína judía asesinando al general enemigo. Pero Artemisia le imprime una crudeza casi impropia de un pintor. Cuando contemplas la espada delicadamente esmaltada en la garganta de Holofernes, te das cuenta de que no está allí de un modo meramente formal o sugestivo, sino hincada en la carne en un ángulo muy poco elegante; más aún, en un ángulo inadecuado para una composición refinada. Esa imagen procede de la mano de una mujer que ha rebanado el cuello de muchas aves en la cocina, que ha retorcido el pescuezo de muchos conejos para meterlos en la olla. Judith está degollando a Holofernes como es debido, serrando los tendones aplicadamente y con sus musculosos brazos en tensión a causa del esfuerzo. Hay algo doméstico en la escena; la sencillez de la sábana, el torpe chorro de sangre, la curiosa sensación de tranquilidad. Esto es cosa de mujeres, está diciendo Artemisia, impasible. Es lo que hacemos nosotras.»
Así describe L.S. Hilton en Maestra la impresión de Judith al contemplar por primera vez Judith decapitando a Holofernes de Artemisia Gentileschi, expuesto en la galería de los Uffizi, en Florencia. Esta es la mezcla de belleza y oscuridad a la que nos referíamos. La pasión de Judith por el arte despertó con Artemisia, pero reconoce también el talento de muchos otros artistas. De hecho, L.S. Hilton menciona a casi 60 pintores de todos los estilos y épocas: habla de Stubbs, de Bacon, Brueghel, Picasso, Velázquez, Rembrant o Matisse, y los podéis ver todos en este álbum y en este otro. Pero en Dómina es Caravaggio quien toma el relevo a Gentileschi. De nuevo, un pintor tan oscuro como hipnótico.
«Teníamos un montón de cosas en común, al fin y al cabo. El asesinato, para empezar. El pintor vivió buena parte de su vida como un fugitivo, ciñéndose sobre todo a la costa italiana; era un oportunista con debilidad por la ropa ostentosa, un pragmático que no temía los extremos, que entendía que la mayor parte de las cosas, incluso el asesinato, son disculpables en aras de la belleza. Él sabía que el honor es un lenguaje escrito con heridas. Pero quizá sería más exacto decir que la mayoría de los problemas de Caravaggio se debían a su elevado concepto de sí mismo, al desprecio al peligro, o tal vez a una excesiva afición al mismo.»
Judith se identifica a menudo con sus pintores de cabecera, lo hace con Gentileschi y lo hace también con Caravaggio. Imaginamos que daría mucho por exponer alguno de sus cuadros en su galería, pero seguramente también lo haría por pinturas de Van Gogh, Botticelli o Klimt. Son algunos de los artistas que más nos habéis compartido en Twitter en los concursos para ganar ejemplares de Maestra o Dómina. Con todas vuestras pinturas favoritas hemos creado la exposición de los lectores de Judith.
Para saber más de Maestra y Dómina te invitamos a leer sus fichas en la web y a navegar por todos los contenidos asociados en el blog. Además, si todavía no has leído nada de Judith Rashleigh, puedes empezar ahora mismo. Aquí van los primeros capítulos de Maestra: https://goo.gl/ephMsX
¡Feliz lectura!