La historia real de Huérfana, monstruo, espía
Roca Editorial -
«Fue un lunes. Debido a la guerra no era un día oficial de mercado, pero los agricultores tenían que vender sus productos y los vecinos del pueblo necesitaban comprar comida, por lo que la plaza estaba llena. [...] Por la tarde repicaron las campanas de la iglesia para anunciar un ataque aéreo. Todo el mundo se apiñó en los refugios, poco más grandes que un sótano, pero nadie tenía miedo. ¿Por qué iban los nacionales a atacar un pueblo en el que solo había civiles? Pero lo hicieron. Un avión descargó sus bombas en el centro del pueblo. Todo el mundo salió de los refugios y corrió a ayudar. Había gente bajo los escombros, atrapada en edificios en llamas, nadie sabía qué hacer. Los campesinos y los curas empezaron a apartar cascotes con las manos… Pero al cabo de unos minutos todo un escuadrón de la Luftwaffe e italianos de la Legión Cóndor sobrevolaron aquel lugar y descargaron todo lo que llevaban. Reinó el caos. La gente trató de volver a los refugios, pero habían quedado destruidos en el primer ataque. Fuego, polvo, ruido. Al no tener adónde ir, la gente huyó a los campos. Se produjo una estampida y se pisoteó a los pequeños y más débiles... [...] Cuando echaron a correr, los cazas realizaron vuelos rasantes y los ametrallaron con balas y granadas. Hombres, mujeres, niños… perseguidos hasta los campos de cultivo y escabechados como perdices en una cacería.»
No nos hemos equivocado de historia. Aunque Huérfana, monstruo, espía está ambientada en Alemania, también hay espacio para el bombardeo de Guernica. En este fragmento, el espía que acoge a Sarah le cuenta la importancia de infiltrarla en un internado nazi con la misión de hacerse amiga de una chica en concreto, la hija de un científico que trabaja precisamente en una bomba de racimo con poder para destruir ciudades enteras. Y como este, la novela de Matt Killeen está llena de guiños a hechos reales. Para empezar, el internado o Napola, el colegio nacionalsocialista al que llegará Sarah preparada con su uniforme de la Liga de Muchachas Alemanas.
Tras la llegada de los nazis al poder, el crecimiento de las Juventudes Hitlerianas fue imparable. Se crearon las secciones femeninas e infantiles, absorbieron otras organizaciones y llegaron a reunir hasta siete millones de miembros en 1938. En la novela, Sarah lo tiene fácil para pasar por una de las chicas de la Liga gracias a su aspecto: rubia y de ojos azules. Sin embargo, Sarah y su familia lo pasaron peor tras la aprobación de las Leyes de Núremberg.
En la novela, Matt Killeen habla también de la huida de los judíos, empezando por la de Sarah y su madre, y de episodios históricos como la Noche de los Cristales Rotos que muchos consideran el desencadenante del Holocausto.
Sin ninguna duda, y así lo refleja también la historia de Sarah, el nazismo afectó a todos los aspectos de la vida en Alemania: no solo la religión, por supuesto, también la educación, el trabajo o el cine y la prensa. A continuación compartimos algunas imágenes de la época para acabar de ambientar la lectura de la novela.
Fuente imágenes:
1. Museo Reina Sofía: http://bit.ly/2EIM5Mj
2. Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 119-5592-14A / CC-BY-SA 3.0
3. Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 146-1973-010-31 / CC-BY-SA 3.0
4. Jotdown.es: http://bit.ly/2JfK3SL
5. Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 102-14468 / Georg Pahl / CC-BY-SA 3.0
6. Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 133-075 / Unknown / CC-BY-SA 3.0
Imagen de portada: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 137-040965 / CC-BY-SA 3.0
Y con estas imágenes cerramos por hoy. En breve os compartiremos otras historias de ficción relacionadas de alguna manera con la aventura de Sarah en Huérfana, monstruo, espía de Matt Killeen, pero de momento os invitamos a empezar a leer los primeros capítulos de la novela en este enlace.
¡Feliz lectura!