Los malvados de Dorothy debe morir
Roca Juvenil -
«Las tetas de Dorothy le llegaban «hasta aquí», y las piernas «hasta allí». Tenía el cutis suave, liso y perfecto: la boca brillaba con un color carmín acharolado. Sus ojos estaban perfectamente perfilados en plata y oro. Sus pestañas eran tan largas y tupidas que seguro que levantaban viento al parpadear. No sabría cuántos años ponerle. Tenía aspecto de tener mi edad… o unos años más. Tenía un aspecto inmortal.»
Ahora Dorothy es la princesa de Oz y hace y deshace a su antojo. Sigue vistiendo de cuadritos azules, pero ha dejado de ser aquella niña dulce que un día nos enamoró. El poder la ha hecho ambiciosa, cruel y despiadada. Es, sin duda, la nueva mala de la historia.
Sin embargo, Dorothy no manda sola. El Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León son sus fieles secuaces. A ninguno de los tres les tiembla el pulso a la hora de someter a los habitantes de Oz. Que se lo digan a las víctimas del Espantapájaros, a quienes roba el cerebro en su afán de ser el más listo del mundo.
«Llevaba un pequeño sombrero y de debajo le salían briznas de paja en todas direcciones. Su rostro parecía una madeja de arpillera tensada. En lugar de dos ojos, tenía un par de botones llenos de vida, lo que resultaba muy inquietante. Por labios tenía unas finas líneas bordadas. Y encima llevaba pintado un triángulo rojo a modo de nariz. Sus botones me escrutaban fijamente.»
Incluso el tierno Hombre de Hojalata se ha transformado en alguien espantoso. Es el «gran inquisidor de la Policía Esmeralda y comandante de los Soldados de Hojalata» y con su voz robótica y rasposa arresta y castiga a todos quienes se interponen en el camino de Dorothy.
Y, por último, está el León. El terror de los animales de Oz.
«Era más bien un monstruo, como una versión de pesadilla del rey de la jungla. Era enorme y dorado, con unos músculos hinchados y grotescos, con una melena sucia y enredada. Tenía unos labios finos que dejaban a la vista una boca llena de colmillos largos, torcidos y afilados.»
Estos son los cuatro enemigos de Amy. O, mejor dicho, estos son sus cuatro objetivos para devolver a Oz la magia y su esplendor. ¿Lo conseguirá? De momento, lo que tiene claro es que Dorothy debe morir.