1918
La terrible victoria
Cuando el fin de la guerra era imprevisible, hubo un hombre que tuvo fe en el valentía de sus soldados y en la República de Francia. Este hombre fue Clemenceau. Pero si el Tratado de Versalles en 1919 inauguraría un nuevo mundo también, a partir de ese momento, se sembraría la semilla de la frustración y la venganza que no pararía de crecer a lo largo del siglo XX: el ascenso del fascismo, la inestabilidad social y las disputas territoriales, además de una crisis ecónomica sin precedentes de la que los imperios desintegrados serían las principales víctimas.